Oz, buscando la inspiración en un archivador.
El maravilloso Mago de Oz, con Dorothy a la cabeza, debe su nombre al archivador que iba de la letra O a la Z. Y es que su autor, Frank Baum, se inspiró en esta etiqueta para dar nombre a un lugar de fantasía.
Franz Kafka había ordenar quemar toda su obra literaria.
Por suerte, le había pasado el encargo a su mejor amigo Max Brod y desobedeció las órdenes del autor. De no ser por Max, el mundo no habría conocido nada de Kafka porque aunque creó el 90% de sus obras, el 10% sí se pudo salvar.
"Elemental, mi querido Watson" no aparece en ningún libro de Sir Arthur Conan Doyle.
No fue hasta que llegó a la gran pantalla que esta frase vio la luz y hoy en día es una de las más utilizadas para hacer referencia al brillante detective.
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