lunes, 3 de junio de 2013
Los sacrificios, atendiendo a su más estricta definición, requieren de algo valioso a cambio de la contemporización de un poder mayor, la adhesión a una causa que no puede satisfacerse con una simple promesa. Porque un juramento no importa lo solemne que sea, no demanda algo a cambio. Mientras que el verdadero sacrificio, demanda pérdidas atroces.Los sacrificios requieren la renuncia a las cosas que más queremos, por encima de todo. Sólo de la agonía de esas pérdidas puede nacer una nueva resolución y el compromiso impenitente con una causa mayor que uno mismo. Y un deber moral de llevar un viaje hasta sus últimas consecuencias.
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